Lembra da história contada na aula? A MARIA DE MEU CORAÇÃO?
Do escritor Gabriel Garcia Marques.
Vamos relembrar alguns fatos:
· Maria era recém-casada com um funcionário público;
· A história se passa mais ou menos na década de 30 ou seja, não se consegue um telefone assim, tão facilmente;
· Maria trabalhava com o carro, e teve que sair da cidade naquele dia,
· Havia naquele dia uma chuva torrencial;
· Seu carro quebrou numa estrada solitária;
· Estava escurecendo;
· Não passava carros, quando passava ninguém parava para ajudá-la;
· Felizmente parou um ônibus para ajudá-la, quando ela entrou havia mulheres atônitas. Maria não sabia, mas, a partir daquele momento sua vida mudara para sempre…
Bom, agora é com você! Continue a história a cima. O que pode ter acontecido com Maria ?
Que pessoas surgiram em sua vida? Qual fato ocorreu? O que ela fez?
1. Faça rascunhos..
2. Passe a limpo
3. Deixe todas as versões que surgirem em seu caderno
4. Depois quer o conhecer o que aconteceu com Maria de meu coração!
Hace unos dos años, le conté un episodio de la vida real al director mexicano de cine Jaime Humberto Hermosillo, con la esperanza de que lo convirtiera en una película, pero no me pareció que te hubiera llamado la atención. Dos meses después, sin embargo, vino a decirme sin ningún anuncio previo que ya tenía el primer borrador del guión, de modo que seguimos trabajándolo juntos hasta su forma definitiva. Antes de estructurar los caracteres de los protagonistas centrales, nos pusimos de acuerdo sobre cuáles eran los dos actores que podían encarnarlos mejor: María Rojo y Héctor Bonilla. Esto nos permitió además contar con la colaboración de ambos para escribir ciertos diálogos, e inclusive dejamos algunos apenas esbozados para que ellos los improvisaran con su propio lenguaje durante la filmación.Lo único que yo tenía escrito de esa historia -desde que me la contaron muchos años antes en Barcelona- eran unas notas sueltas en un cuaderno de escolar, y un proyecto de título: «No: yo sólo vine a hablar por teléfono». Pero a la hora de registrar el proyecto de guión nos pareció que no era el título más adecuado, y le pusimos otro provisional: María de mis amores. Más tarde, Jaime Humberto Hermosillo le puso el título definitivo: María de mi corazón. Era el que mejor le sentaba a la historia, no sólo por su naturaleza, sino también por su estilo.
La película se hizo con la aportación de todos. Creadores, actores y técnicos aportamos nuestro trabajo a la producción, y el único dinero líquido de que dispusimos fueron dos millones de pesos de la universidad veracruzana; es decir, unos 80.000 dólares, que, en términos de cine, no alcanzan ni para los dulces. Se filmó en dieciséis milímetros y en color, y en 93 días de trabajos forzados en el ambiente febril de la colonia Portales, que me parece ser una de las más definitivas de la ciudad de México. Yo la conocía muy bien, porque hace más de veinte años trabajé en la sección de armada de una imprenta de esa colonia, y por lo menos un día a la semana, cuando terminábamos de trabajar, me iba con aquellos buenos artesanos y mejores amigos a bebernos hasta el alcohol de las lámparas en las cantinas del barrio. Nos pareció que ese era el ámbito natural de María de mi corazón. Acabo de ver la película ya terminada, y me alegré de comprobar que no nos habíamos equivocado. Es excelente, tierna y brutal a la vez, y al salir de la sala me sentí estremecido por una ráfaga de nostalgia.
María -la protagonista- era en la vida real una muchacha de unos veinticinco años, recién casada con un empleado de los servicios públicos. Una tarde de lluvias torrenciales, cuando viajaba sola por una carretera solitaria, su automóvil se descompuso. Al cabo de una hora de señas inútiles a los vehículos que pasaban, el conductor de un autobús se compadeció de ella. No iba muy lejos, pero a María le bastaba con encontrar un sitio donde hubiera un teléfono para pedirle a su marido que viniera a buscarla. Nunca se le habría ocurrido que en aquel autobús de alquiler, ocupado por completo por un grupo de mujeres atónitas, había empezado para ella un drama absurdo e inmerecido que le cambió la vida para siempre.
Al anochecer, todavía bajo la lluvia persistente, el autobús entró en el patio empedrado de un edificio enorme y sombrío, situado en el centro de un parque natural. La mujer responsable de las otras las hizo descender con órdenes un poco infantiles, como si fueran niñas de escuela. Pero todas eran mayores, demacradas y ausentes, y se movían con una andadura que no parecía de este mundo. María fue la última que descendió sin preocuparse de la lluvia, pues, de todos modos, estaba empapada hasta el alma. La responsable del grupo se lo encomendó entonces a otras, que salieron a recibirlo, y se fue en el autobús. Hasta ese momento, María no se había dado cuenta de que aquellas mujeres eran 32 enfermas pacíficas trasladadas de alguna otra ciudad, y que en realidad se encontraba en un asilo de locas.
En el interior del edificio, María se separó del grupo y preguntó a una empleada dónde había un teléfono. Una de las enfermeras que conducía a las enfermas la hizo volver a la fila mientras le decía de un modo muy dulce: «Por aquí, linda, por aquí hay un teléfono». María siguió, junto con las otras mujeres, por un corredor tenebroso, y al final entró en un dormitorio colectivo donde las enfermeras empezaron a repartir las camas También a María le asignaron la suya. Más bien divertida con el equívoco, María le explicó entonces a una enfermera que su automóvil se había descompuesto en la carretera y sólo necesitaba un teléfono para prevenir a su marido. La enfermera fingió escucharla con atención, pero la llevó de nuevo a su cama, tratando de calmarla con palabras dulces.
«De acuerdo, linda», le decía, «si te portas bien, podrás hablar por teléfono con quien quieras. Pero ahora no, mañana».
Comprendiendo de pronto que estaba a punto de caer en una trampa mortal, María escapó corriendo del dormitorio. Pero antes de llegar al portón, un guardia corpulento le dio alcance, le aplicó una llave maestra, y otros dos le ayudaron a ponerle una camisa de fuerza. Poco después, como no dejaba de gritar, le inyectaron un somnífero. Al día siguiente, en vista de que persistía en su actitud insurrecta, la trasladaron al pabellón de las locas furiosas, y la sometieron hasta el agotamiento con una manguera de agua helada a alta presión.
El marido de María denunció su desaparición poco después de la media noche, cuando estuvo seguro de que no se encontraba en casa de ningún conocido. El automóvil -abandonado y desmantelado por los ladrones- fue recuperado al día siguiente. Al cabo de dos semanas, la policía declaró cerrado el caso, y se tuvo por buena la explicación de que María, desilusionada de su breve experiencia matrimonial, se había fugado con otro.
Para esa época, María no se había adaptado aún a la vida del sanatorio, pero su carácter había sido doblegado. Todavía se negaba a participar en los juegos al, aire libre de las enfermas, pero nadie la forzaba. Al fin y al cabo, decían los médicos, así empezaban todas, y tarde o temprano terminaban por incorporarse a la vida de la comunidad. Hacia el tercer mes de reclusión, María logró por fin ganarse la confianza de una visitadora social, y ésta se prestó para llevarle un mensaje a su marido.
El marido de María la visitó el sábado siguiente. En la sala de recibo, el director del sanatorio le explicó en términos muy convincentes cuál era el estado de María y la forma en que él mismo podía ayudarla a recuperarse. Le previno sobre su obsesión dominante -el teléfono- y le instruyó sobre el modo de tratarla durante la visita, para evitar que recayera en sus frecuentes crisis de furia. Todo era cuestión, como se dice, de seguirle la corriente.
A pesar de que él siguió al pie de la letra las instrucciones del médico, la primera visita fue tremenda. María trató de irse con él a toda costa, y tuvieron que recurrir otra vez a la camisa de fuerza para someterla. Pero poco a poco se fue haciendo más dócil en las visitas siguientes. De modo que su marido siguió visitándola todos los sábados, llevándole cada vez una libra de bombones de chocolate, hasta que los médicos le dijeron que no era el regalo más conveniente para María, porque estaba aumentando de peso. A partir de entonces, sólo le llevó rosas.
que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial
y con el asunto de comer cada día
se trata de un asunto importante
recuerdo cuando murió de hambre el tío juan
decía que ni se acordaba de comer y que no había problema
pero el problema fue después
no había plata para el cajón
y cuando finalmente pasó el camión municipal a llevárselo
el tío juan parecía un pajarito
los de la municipalidad lo miraron con desprecio o desdén
murmuraban
que siempre los están molestando
que ellos eran hombres y enterraban hombres
y no pajaritos como el tío juan
especialmente porque el tío estuvo cantando pío-pío todo el viaje
hasta el crematorio municipal
y a ellos les pareció un irrespeto y estaban muy ofendidos
y cuando le daban un palmetazo para que se callara la boca
el pío-pío volaba por la cabina del camión y ellos sentían que
les hacía pío-pío en la cabeza
el tío juan era así
le gustaba cantar
y no veía por qué la muerte era motivo para no cantar
entró al horno cantando pío-pío/salieron sus cenizas y piaron un rato
y los compañeros municipales se miraron los zapatos grises de vergüenza
pero volviendo a la poesía
los poetas ahora la pasan bastante mal
nadie los lee mucho
esos nadie son pocos
el oficio perdió prestigio
para un poeta es cada día más difícil
conseguir el amor de una muchacha
ser candidato a presidente
que algún almacenero le fíe
que un guerrero haga hazañas para que él las cante
que un rey le pague cada verso con tres monedas de oro
y nadie sabe si eso ocurre porque se terminaron
las muchachas
los almaceneros
los guerreros
los reyes
o simplemente los poetas
o pasaron las dos cosas y es inútil
romperse la cabeza pensando en la cuestión
lo lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en las más raras circunstancias
tío juan después de muerto
yo ahora
para que me quieras
¿Qué edad tengo, dijiste?
(Terje Dragseth, Noruega)
Yo soy él.
Soy un sombrero y una chaqueta de cuero. Soy un mal diente y un palillo en mi bolsillo.
Pero no lo soy.
Tengo seis años.
Tengo seis años y soy el encaje y me falta un diente.
Tengo cincuenta años.
Tengo cincuenta y estoy cachondo y sin afeitarme, quemándome en una hoguera.
Soy una bota y un zapato.
Soy un año lindo.
Soy lindo y huele a cannabis dulce y una chica me está esperando.
Su nombre es Kari y vive en Kobberveien.
Tengo años.
Sí, sí. Sesenta años reales.
Estoy comiendo una pelota de coco y viendo fútbol en la tele.
Tengo años.
Tengo años y estoy firmando un poema que nunca terminará.
Escribiendo el poema que estoy escribiendo ahora.
Tengo tres años.
Tengo tres años y experimento la oscuridad como la oscuridad y estoy abrumado por el espacio extraño. Que es el mundo.
Tengo años.
Tengo años y vivo bajo una escalera. Me estoy riendo a carcajadas en el café. Tengo una pieza de azúcar en mi café.
Tengo siete años.
Siete años y duro en un bar en Copenhague. Estoy sentado con el borracho sin zapatos ni cinturón. Estoy más que solo.
Tengo trece años.
Trece años y extrañando a mi gato. Estoy cuesta arriba. Estoy familiarizado con un atajo.
Tengo años.
Tengo seis años y veo a mi hija y veo a mi hija y veo a mi hija y veo a mis hijas.
Son alienígenas brillantes.
Tengo diez años.
Tengo diez años y mascando un chicle. Me he alejado aún más de lo que era un hogar.
Tengo años.
Tres años y escribo un poema que no terminará. Estoy escribiendo el poema que estoy escribiendo ahora.
Tengo cincuenta años.
Tengo cincuenta años y medito bajo las nubes del cielo. Pienso en espaguetis, y Tarkovsky, y mi hermano.
Tengo catorce años.
Tengo catorce años y deseo a la esposa de mi vecino. Leí el pequeño libro rojo de Mao.
Tengo años.
Tengo años y a Jesús.
Un poeta vuela por una ventana. Otro poeta me confiesa sus herramientas más internas.
Tengo años.
Voy a tomar el tren a Berlín. Me emborracho. Cuento hasta diez en alemán. Digo: Gesicht.
Tengo dos años.
Tengo veinte años y estoy delgado como una estaca. Estoy en un jardín de manzanas calcinado.
Estoy eligiendo rogneberries. Un caballo me está pateando. Siento la prisa en sus pezuñas.
Tengo cuarenta y cinco.
Tengo cuarenta y cinco y prendo mi otro cigarrillo. Ya no creo en las rosas y en lo que se llama ′′ el mundo ′′ (esa es una palabra artificial).
Tengo nueve años.
Nueve años y besar a una chica en una playa. Tengo un puesto todo el camino a casa, así que duele. Tengo arena en mis zapatos y arena en mi cabello. Soy muy feliz.
Tengo años en el año y pensar que puedo comer todo y dormir bien ahora.
Tengo años y edad. Siento un descontento, siento zozobra y escribo el poema que nunca termina y como escribo ahora.
Tengo años.
Tengo años.
Stéphane Mallarmé
Nada, esta espuma, virgen es
el verso que sólo a la copa
designa. Así lejos, en tropa,
sirenas húndense al revés.
Navegamos. Mi sitio es,
oh diversos amigos, la popa
y es el vuestro la proa que copa
rayos e inviernos. Embriaguez
gozosa ahora me convida
(su cabeceo no intimida)
a hacer de pie el saludo mío,
soledad, estrella arrecife,
a cuanto valga en este esquife
de nuestra vela el blanco brío.
Cabeza de fauno
(Arthur Rimbaud)
En la enramada que, florecida e incierta, es verde estuche de oro recamado de flores donde duerme el beso, alerta y mirando el primor de su bordado,
sus ojos alocados el fauno ostenta; muerden sus dientes en la flor de llamas, y como un vino añejo es su sangrienta boca al sembrar sus risas entre ramas.
Deja, al huir como la ardilla adusta, perlerías de risa en cada hoja, y hace que, atento a un vuelo que le asusta, con su áureo beso el bosque se recoja.
POEMAS HECHOS POR LOS ESTUDIANTES DE CEL-CENTRO DE ESTUDIOS DE LENGUAS DE DOIS CÓRREGOS EN BRASIL- PROF. SILVANA DUARTE
Nome: Rebeca Rodrigues Terrini
Série: 2ºestágio de língua espanhola
Professora: Silvana Duarte
La Luna
La luna es brillante, es bella y deslumbrante
ilumina nuestra noche
y es muy radiante
la luna brillante también es fascinante
en la noche ella viene
y junto viene también las estrellitas
tan lindas y tan bonitas
son tan serenas
tan clichés
que de tu luz yo la necesito
para vivir y sonreír
Nome: Yasmin Teles Pereira
Série: 2ºestágio de língua espanhola
Professora: Silvana Duarte
Nuestros ojos
Muchos dicen que aman a la naturaleza.
Pero entonces, ¿por qué la destruyen?
No entiendo tus acciones
Veamos, todos tenemos algo para recordar
lo más bello es el recuerdo de la naturaleza
ella es nuestros ojos
¿Quieres ver como digo la verdad?
Pues siga el ejemplo:
Si tienes ojos azules
ellos recuerdan el mar
Se tienes ojos marrones
ellos recuerdan la tierra fértil
Si tienes los ojos verdes
ellos recuerdan las hojas de nuestros árboles
Nome: Luiz Armando Vitorino dos Santos
Série: 4ºestágio de língua espanhola e língua inglesa
Professora: Silvana Duarte
Nix – la diosa da noche y de la oscuridad
La luna empieza el espectáculo de la noche
El viento besa las hojas y flores
La primavera llega
También llegan rosas hermosas
Brillan como estrellas en el cielo negro y secreto
La vida sigue
Siempre em su perfecto ciclo
Por la eternidad
Hasta que llegue la luz
Aluna: Julia Aliffer Sebastião
Série: 6ºestágio de língua espanhola e língua inglesa
Professora Silvana Duarte
Hoy es otro de esos días
Donde el aire ya no es el mismo
Las flores ya no se ven tan bonitas
Los árboles dejan de existir
¿A dónde se fue toda la naturaleza?
Nuestros bosques ya no tienen tantas flores
Hoy en día solo daban espacio a las centrales eléctricas
Nuestra dulce ciudad ya no tiene vida
ya nadie puede apreciar nada
Hoy en día ya no puedes caminar
Tenemos tanto miedo de que alguien nos ataque
Hoy nos roban la vida
Pero aún tengo recuerdos
de ese buen momento
Donde mi mayor felicidad estaba sentada debajo de un árbol
comer mango con sal
Siento la lluvia caer sobre mi cara
oh madre naturaleza
Te has ido y estamos tan solos
Pero aun te guardo en mi memoria
De la niña
Nome: Luiz Armando Vitorino dos Santos
Série: 4ºestágio de língua espanhola e língua inglesa
Professora: Silvana Duarte
+ Brain Storm
I miss those days when the wind used to blows all my thoughts
Because the storm outside was cleaning my mood
The rain perfume inviting me to put my feet in the mud
I miss those days when my bones it was blue and cold
After the storm exist a very beautiful peace
and a colourful rainbow
Walking to the city streets
Discovering how perfect everything was after a nature shower
Now we’re a burning a lot, all for the money,
all for the freak show
Being destroy by global warming and the American Dream